julio 15, 2011

ERES IMPOSIBLE

Capitulo 12

-          ¡Lou!
-          ¡Ay!
Me agaché.
-          ¿Qué onda? ¿Por qué estabas así? Manso susto.
-          Bueno es que…no quería entrar.
-          Jajá, me imagino el porqué.
-          Me alegra que hayas encontrado un nuevo amante del saxofón.
-          ¿Yoel te informó de mi nuevo amigo?
-          Sí, y al principio me alegré mucho por ti, pero después me agobió una enorme tristeza.
-          ¿Por qué?
-          Me empezaron a pasar cosas contigo.
-          ¡¿Ah?!
-          Por eso he estado, tan raro, últimamente, se me hace un martirio volver a tu casa, y pensar que, estar nosotros solos dentro, es algo muy…librante.
-          ¿Librante?
-          Y cómo decir esto…también, creo que actuaba de esa manera porque te veía como mi segundo pecho. Al perder a mi mamá, me sentí solo y abandonado, y tú llenaste en parte ese vacío en mi corazón. Y no logro olvidar lo que pasó hace más de un año.
-          ¿Te estás confesando porque tu decisión es un sí?
-          Em.
-          Ya lo sabía Lou, es obvio que ibas a aceptar. Y lo de sentir cosas por mí, es solo confusión, el haber roto con mi hermano, el haber perdido a tu madre en un accidente, y lo de quedarte sin donde caer muerto…todo eso, afectó en tu manera de pensar. Veías todo como una posibilidad, porque te sentías completamente, solo.
-          Amanda…
-          No debes sentirte mal por haber decidido irte, o por haber vuelto con Yoel, lo que hiciste fue lo correcto, y lo más importante, es que le fuiste sincero a tus sentimientos.
-          Antes de irme, quisiera conocer al afortunado.
-          Tratare de que esté el día de su partida. ¿Cuándo se irán?
-          Yoel se va el viernes a las cinco, yo el sábado junto con los demás chicos de la academia a las dos de la tarde.
-          Espero que lo conozcas antes de que te vayas.
-          No me iré hasta conocerlo.
-          No digas eso, no perderás el vuelo.
-          ¿Tienes hambre?
-          Mucha.
-          Vamos a ver qué hay.
Ya me sentía preparada para decir nuevamente un adiós. Ya no sentía pena o nostalgia, porque ahora no perdía nada, he ganado mucho, aunque, debo de ser sincera conmigo y mis sentimientos. Pensar y meditar es lo que necesito. Mis amigos están algo atareados, y puedo notar que ni se dignan a devolver mis llamados. No necesito sus consejos, porque lo que necesito, no es eso. Un nuevo corazón sería útil.
Un nuevo amor, algo que me desencadene atracción y pasión desenfrenada, algo loco o inusual que no encuentro en otro individuo más que en él. Y hasta ahora, no me ha pasado eso.
¿Por qué mierda no puedo olvidar a Lou?
Dicen que cuando uno se enamora, se les mueve el piso. Espero que no me enamore en un terremoto.
¿Es tan difícil enamorarse? ¿Por qué será que tengo un corazón así de insensible? ¿Insensible? ¿No será selectivo? Sí…selectivo, pero busca cosas bastante inalcanzables, ¿Quién pensaría que me terminaría enamorando de un gay? Yo nunca, si hubiera elegido, jamás se me pasaría por la cabeza enamorarme de algo irreal. ¿Lou es un amor irreal? Pero, ¿será que se puede cambiar los gustos de un homosexual? ¿”Darlo vuelta”? ¿Será…posible?
No, no, no, no es correspondido, locura es, pasión desenfrenada, irrealidad, algo nuevamente lejano se vuelve. ¡Maldición! No puedo convencerme de que es una estupidez seguir queriéndote, no me entiendo.
Te veo comer unas ricas tostadas en la mañana desde el balcón, esos ojos verdes oscuro, ese perfil tan bello, y tus miradas, me dan solo ganas de apretarte, estrujarte y…besarte. Pero no puedo, y tengo que resignarme. Y eso fue lo que hice cuando estuviste desaparecido ese año entero. Pero, ¿sabes? No pude olvidarte, y me he dado cuenta, que jamás podré hacerlo. Quedaste grabado en mi, y aunque llegue ese día en que me case, que lo dudo, y que encuentre a otra persona que me llene ese vacío que dejaste en mi, en el fondo de mis recuerdos, consciencia, y mente, nunca te irás. A pesar de que sea una anciana, una adulta, adulta joven, o adolescente, perdurará tu recuerdo.
Y es bastante raro, porque jamás fuiste posible, y es una completa locura de que siga deseándote.
Sigo mirándote y trato de encontrarte algún defecto. Y aún no consigo hacerlo, continúo pensando que eres perfecto. Y eso debe de ser en parte porque estoy enamorada ¿no? Cuando uno está así, no encuentra ni defectos, ni palabras feas para decir. Eso dura poco. Y conozco pocos matrimonios que duran felices. Sería bueno que existiera un test de compatibilidad ¿no? Pues yo estoy a favor.
Miércoles por la mañana, una bella mañana despejada con agradable brisa. Hoy tengo facultad en la tarde. Tendré una actividad en un restaurant de comida rápida. Supongo que nos hablarán de comida poco saludable y nutritiva.
Al parecer Lou ya dejó el trabajo de la heladería. Se está preparando para el viernes.
Tengo el cuerpo agotado, cansado, espero que no me esté enfermando. ¿O ya estoy enferma? ¿De ti?
No quiero hacer el desayuno ahora…ya sé que hacer.
Me levanté de la cama, lentamente, tenía un fuerte dolor en mi hombro izquierdo. Abrí mi puerta y me dirigí hacia la puerta de Lou. Le pediré que él me haga desayuno, como regalo de despedida.
Para mi asombro, ya estaba haciéndolo, y sólo tuve que sentarme en la mesa. Hizo panqueques.
Estaba muy conversador y animado, debe de ser por el viaje y su nueva vida lejos. Yo sólo lo escuchaba hablar y hablar, puede ser que sin comprender nada de lo que me decía. Estaba sumergida en mis pensamientos, y obvio que mirándolo como nunca antes. Después no lo veré en quién sabe cuánto más. 
Aprovecharé cada segundo que quede.
-          Gracias por hacer el desayuno, no tengo ánimos ni de ir a la facultad más tarde.
-          Los panqueques están hechos con mucho cariño.
-          Harta falta me hacen.
-          ¿Te comunicaste con tu pretendiente?
-          No es pretendiente, y no, no lo he ubicado, ¿Por qué quieres tanto conocerlo?
-          Quiero ver con qué te dejaré.
-          Hm, no estoy segura de que venga, puede que esté ocupado, ¿Qué te contó Yoel de él?
-          Que es un saxofonista al igual que tú.
-          Am…
-          Amanda.
-          Dime.
-          Yo quiero que vayas a Francia a vernos, cuando puedas claro.
-          Me encantaría ir y conocer Francia.
-          Yoel también le gustará saber que irás a vernos.
-          Lo sé, pero el viaje no es gratis, tengo que juntar dinero.
-          Podrías volver a participar en esos concursos literarios, eres muy buena escritora.
-          Gracias, extraño escribir.
-          Asimismo como extrañabas tocar el saxo todo el día.
-          Claro.
-          ¡Ay Amy!-me toma las manos.-Te extrañaré demasiado.
-          Yo igual Lou, muchísimo.
-          Te mandaré cartas todos los meses para informarte de todo, y te enviaré regalos por correo para que tengas algo de Paris en tu habitación.
-          También te escribiré, lo prometo.
Suena mi teléfono.
-          ¿Hola?
-          ¿Vives aún Amanda Jones?
-          ¡Teo! Que sorpresa, quería hablar contigo.
-          ¿Sobre qué?
-          ¿Tienes algo que hacer hoy?
-          No, ¿quieres salir?
-          Más bien, quiero presentarte a una persona.
-          Dale, ¿a qué hora?
-          A las siete en el paradero cuatro.
-          Nos vemos luego preciosa.
-          ¡Ay Teo! Jajá.
-          Beso.
-          Otro.
Colgué y suspiré profundamente.
-          ¿Te gusta?-preguntó enseguida Lou
-          Algo, sí, algo.
-          ¿O mucho?
-          Me agrada Teo.
-          Me alegra saberlo.
-          Ya está invitado, le tendremos un pastel de bienvenida, ¿Qué tal?
-          Buena idea.
-          ¿Vivirás con Yoel?
-          Pues claro, es una pregunta algo tonta, además le servirá para repartir gastos de la casa.
-          Cierto.
-          Tenemos todo listo y planificado, no hay de qué preocuparse, solo esperar a que llegue el día.
-          Bueno, vamos a comprar el pastel.
Llegó la luz del atardecer, y el reloj puso el horario en el siete y el minutero en el doce. Fui al paradero cuatro que está al frente del departamento. Ahí estaba, puntualmente mi gran amigo pretendiente Teo. Estaba nerviosa, pero tenía que controlarme, no tenía nada que temer.
Nos saludamos y lo guié hacia mi hogar. Dejé a Lou poniendo la mesa, a su estilo. Entramos.
-          Lou, te presento a Teo Trujillo.
-          Hola, ¡que rico me tienen pastel!
-          Eres una visita especial, siéntate por favor.
Lou estaba siendo muy cordial, algo quiere sacarle de su cabeza, información, conozco a Lou, algo trama.
-          ¿Por qué tenías tanto interés en conocerme, Lou?
-          Quería saber con qué se quedaría Amanda.
-          ¿Eres su ex novio?
-          No, no, él es gay, Teo.
-          ¡Ah! ¿entonces?
-          ¿No le contaste Amy?
-          ¿No? ¿Debía?
-          Pues claro, si te gusta debería de contarle todo tu pasado.
-          ¡Lou!
-          ¿Qué no me contaste preciosa?
-          Yo trate de…seducirlo disfrazándome de hombre.
Se formó una nube de silencio, nos quedamos mirando yo y Teo fijamente, y Lou esperaba alguna palabra articulada que saliera de los labios de aquél saxofonista aficionado, de corte alocado y mirada pasiva. El silencio se rompió y Teo estalló en carcajadas descontroladas, llegó a botar unas lágrimas locas.
-          Es que eso solo se le podía ocurrir a usted preciosa. ¿Qué estabas pensando?
-          Bueno eso es pasado, pero ahora lo sabes, y no se toca más el tema.
-          Bueno Teo, déjame darte mi opinión sobre tu persona.
-          ¡Un análisis, grandioso! Me gusta tu nombre Lou, es muy original.
-          El tuyo también chico. Escucha Teo, eres perfecto.
-          ¿Para ti?
-          Jajá.
-          No Teo, eres perfecto para Amanda, estoy feliz de que la hayas conocido, es muy especial, sobre todo por sus ocurrencias.
-          Lou no me estás ayudando…
-          ¿Y a dónde te irás chico Lou?
-          A Paris, con mi academia de ballet.
-          Magistral, ojalá pudiera irme a Canadá.
-          Todo es posible.
-          Sí…todo es posible.
Después de una larga charla, Teo se fue a su casa y me tocó lavar los trastes sucios. Pude comer solamente un pedazo del pastel, se lo devoraron esos dos.
Me sorprendió cuán bien calificó Lou a Teo. Ahora sí que se irá tranquilo.
Me dejará “en buenas manos”.
Me dio risa lo que le dijo Lou a Teo antes de que se fuera. Le dijo “no intentes nada obsceno con Amanda antes de concretar cualquier cosa, sobre todo, no te duches con ella”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario