mayo 09, 2011

Eres Imposible Primera Parte

CAPITULO TRES

Discusión; Castigo; Brilla
-          ¡Buenos días Amy!-nada mejor que un agradable saludo de mi mejor amiga Natalie por la mañana…
-          No grites tan temprano, no canses a mi cabeza antes del medio día.
-          Es bueno verte, ¿mejor?-sonriéndole
-          ¿Has visto a Sebastián?
-          Pues, recién llegué, es poco probable que sí.
Comienzo de semana en una escuela media, en espera de que ocurra algo, como que llegue un amigo después de un fin de semana curioso, relajado, algunas obligaciones, y sobre todo familiar.
-          ¡Ahí viene el Coke!
-          Hola mis bellas doncellas.-siempre Sebastián nos ha saludado de esa forma, a veces me gustaría que inventara otra frase.
-          ¿Has pensado en juntarte más con hombres?-siempre he sido media pesada con el Coke, pero a él no pareciera importarle, de hecho, creo que lo disfruta.
-          Pues, si aún no te das cuenta, si tengo amigos, pero tengo la mala suerte de tenerlas a ustedes en la primera sala.
-          No finjas Coke, te encanta tenernos como amigas.-Natalie siempre va al grano, típico de buena lectora.
-          ¿Hoy te quedarás a practicar?-Coke y yo tocamos en un bar de jazz, yo toco el saxofón y él, el bajo.
-          No, tengo que terminar un trabajo para mañana.
-          Yo me quedaré en la biblioteca estudiando.
Por el largo pasillo dos jóvenes que no pasan desapercibidos, caminan hasta su destino, mientras dos chicas suspirar por aquellos, pero una sabe algo que no sabe la otra, que debería saberlo. Yoel y Lou, caminan a pasos iguales, hasta que suena la campana.
-          Amanda…-Natalie me miraba con ojos destellantes.
-          Me tengo que ir chicas, no puedo llegar tarde.-el Coke se fue.
-          Amanda… ¿vas a quedarte a estudiar conmigo?
¡Uf! Por un segundo pensé que la Nata me preguntaría su mi hermano es gay…
-          Sí, además necesitamos terminar el trabajo de alfarería.
-          ¿Cómo va tu ensayo?
-          Bien, pero diría que le falta contenido, solo he escrito lo que siento… no sé si sirva para ganar el concurso.
-          No te preocupes, puede que no ganes el premio, pero por lo menos lo intentaste.
-          Si pero, me gustaría ganar, necesito dinero.
-          ¿Acaso quieres comprar la felicidad?
-          Pues, no sé si venderán parejas.
Un largo período de aprendizaje es recompensado con un delicioso almuerzo, humilde, pero de calidad, para prepararse y pasar a la segunda etapa del día escolar… quedarse y hacer trabajos.
-          Menos mal que es solo alfarería.-Natalie parecía más complicada que yo en hacer un collar con mostacillas.
-          Tienes que doblar el alambre cuando pongas la pieza.-Trataba de explicarle, pero hacía lo contrario.
-          Mira, yo hago tu collar, pero tú tienes que hacer mi tarea de matemáticas, ¿trato?-sé negociar muy bien.
-          Trato hecho.
Pasó una hora mientras terminábamos el trabajo. Y los collares estaban quedando perfectos.
-          Amy…-Natalie se veía sospechosamente curiosa.
-          Dime espíritu.-A la Nata, le fascina todo lo que tiene que ver con lo paranormal.
-          Yoel…-oh no, ¿será que llegó la hora de contarle?
-          ¿Sabes si Yoel está pololeando?-llegó el momento de decir la verdad, aunque duela.
-          Nata, Yoel es gay.
Un gran silencio conmovió a la biblioteca, junto con Natalie que no despabilaba…Entonces dejó caer el lápiz, y comenzó su pataleta.
-          ¡¿Cómo es que no me lo contaste ingrata?!- la Nata estaba furiosa, casi expulsaba humo como un volcán.
-          Porque no quería matarte la ilusión, disfrutaba verte feliz cada vez que mirabas a mi hermano y…
-          ¡¿Te das cuenta lo heridos que están mis sentimientos?!
-          Mi amor, lo importante, es que ya lo sabes….
-          ¡¿Me mentiste todo este tiempo?!- Natalie es bastante gritona y chillona, simplemente me sacó de quicio y reventé.
-          ¡¡Escucha, no te pongas como histérica porque no tolerare de que desprecies mi honestidad!!¿Sabes lo grave que es enamorarse de un gay? ¿Sabes lo desesperante que es saber que él nunca te va a mirar como pareja? ¡Entiendes que jamás se enamorará de ti porque le gustan los hombres!
-          ¡Si lo comprendo, y por eso me da rabia, porque no soy hombre y nunca lo seré!
-          ¡¡Entonces deja de gritar porque estamos en tu amada biblioteca!!
Sigo agradeciendo que la biblioteca estuviera vacía, sino, la probabilidad de haber quedado como unas gritonas desquiciadas era del cien por ciento. Además, la bibliotecaria, había ido a comprar un café, era el momento indicado de desahogarnos.
-          Perdón Amanda, pero necesito estar sola, necesito calmarme, es mucho para un solo día.
-          Disculpa pero, no podía callarlo por más tiempo.
-          Si callabas, te sentirías peor, porque tal vez hubiera hecho algo mal, y te arrepentirías por no habérmelo dicho.
-          Lo siento, en verdad…
-          Amanda, eres mi mejor amiga, me mentiste por un tiempo, pero ya estás perdonada por habérmelo dicho, gracias.
-          Nata…
-          Solo déjame asimilar la información, necesito…pensar.
Pasaron dos días enteros sin que Natalie se acercara a mi… ¿Acaso, soy tan mala? ¿Escondí algo tan grave? ¡Supéralo!
No puedo permitir que mi mente sólo se preocupe en la Nata, tengo otras preocupaciones como terminar mi gran ensayo para el concurso, practicar el saxo para la presentación del viernes en el bar jazz y… ¿Acordarme que me gusta un gay? ¡Al igual que Natalie! ¿¡Como tuve el descaro de rebatirle lo que yo también siento!? Soy una descarada.
-          ¿Amanda, estás lista para practicar en la sala de música?- Coke llegó sonriéndome, como siempre, preguntándome lo que justo no he hecho
-          Seba, realmente me alegra verte, ¿pero no puedes preguntarme cosas que haya hecho?
-          Amanda quedamos en que ibas a practicar el fin de semana, lo prometiste.
-          Lo sé, pero no pude.
-          ¿Te tiene muy atareada ese ensayo?
-          Sí, aunque dudo que gane.
-          Me enojaré contigo si dices cosas negativas, ya debería estar enojado porque no practicaste el saxo.
-          Prometo que me saldrá fantástico el viernes.
-          Más te vale, porque si al público no le gusta, puede ser que no nos dejen tocar más en ese bar, tenemos que atraer público, no ahuyentarlo.
-          Coke, ya entendí, no tienes que retarme más.
-          Te espero después de clases en la sala de música, no faltes.
Después del regaño por parte de mi querido amigo Sebastián, como siempre me aseguraba de dejar bien sujetado mi saxo en mi casillero, alguien al parecer muy interesado se me acercó.
-          Hola Amy-era la Nata.
-          ¿Ahora te dignas a hablarme?
-          No es fácil ignorarte sabes, no pasas desapercibida, con esos ojos azules y pelo castaño con visos rubios naturales…
-          Hey! Espera, espera, ¿acaso estos días de reflexión te sirvieron para darte cuenta de que eras lesbiana?
-          Amanda, no permitiré de que seas así de sarcástica conmigo.
-          ¿Ahora cobras justicia?…-Natalie me abrazó mientras seguía escupiendo insultos.
-          ¡Tú sabes que mis enojos no duran mucho!
-          Y tú sabes que a mí me cuesta no estar contigo…-mis lágrimas caían mientras seguía escupiendo.
Después de la reconciliación llegó el momento más esperado para mí… ¡Por fin a tocar el saxofón!
-          Amanda, tu vas primero.
-          Parece que está desafinado…
-          Hm, afínalo luego, veamos que tocaremos.
-          Una nuestra.
-          ¿Estás segura?
-          Muy segura.
-          Pues, con esa seguridad, te daré el honor de tocar una tuya, como solo.
-          ¿¡Qué!?
-          Como castigo por no haber practicado.
-          Tú sabes que me pongo muy nerviosa cuando estoy sola en el escenario…
-          Por eso es tu castigo.
-          No dijiste hace un rato que teníamos que atraer al público, no ahuyentarlo.
-          Exacto.
-          ¿Sigues cuerdo aún Coke?
-          Lo harás bien Amanda, confía.
-          Bien.
Estuve practicando como loca para el gran día. Ya era jueves y aún no me sentía lista para interpretar un solo. Natalie estaba ocupada con un trabajo de ciencias y Coke me dejó completamente abandonada como castigo. El solo hecho de estar sola encima de una plataforma de madera, me pone la piel de gallina. No puedo desistir, lograré superar mis miedos. Además, es una melodía creada por mí. Excelente.
-          ¿Cómo va tu ensayo?-mientras yo seguía lamentándome por no haber practicado antes, apareció mi profesora de filosofía, mi favorita.
-          Muy bien, pero debo de confesar que últimamente no he podido seguir escribiendo.
-          ¿Tienes muchos problemas?
-          Sí.
-          Bueno, todos los tenemos, pero ya los superarás.
-          Es que tengo miedo de meterme en otros.
-          Tranquila, Sebastián me contó que el viernes tendrás un solo de saxofón en el bar jazz, ¿cierto?
-          Así es, es un castigo.
-          Yo diría que Sebastián sabe perfectamente lo que sientes, y este castigo es una oportunidad de brillar y que te desahogues.
-          ¿Usted lo cree?
-          Claro, o puede ser simplemente que quiere reírse de ti.
-          Gran consejo profesora.

Llegó el viernes y todo el día estuve completamente antisocial, pensando en el solo de las nueve.
Ya había tocado en ese bar seis veces con Coke, pero un solo es completamente diferente. Me canso de pensar y circundar en el mismo tema. ¡Hazlo y listo!
Era la última clase del día, artes manuales, y yo como ya había terminado el trabajo, me acurruqué en mi mesa, a pensar en calmarme, porque así no podré hacer nada. Pero lo único que lograba era que me diera más sueño.
-          Hola dormilona-Natalie llegó hasta mi banco con una barra de chocolate amargo, mi favorito.
-          Nata, ¿desde cuándo te gusta el chocolate amargo?
-          Este es para ti, para que te calmes mensa.
-          ¡Gracias!
-          Coke me contó sobre tu solo, y me pasó este chocolate para que te lo diera.
-          El Seba sabe muy bien lo que me gusta, ahora me siento mucho mejor.
-          Entonces, ¿estás lista para brillar?
-          Totalmente.
-          Estaré animándote en el público.
-          Será lo mejor.
Cayó la noche ante mis ojos, horas antes me preparaba para la presentación, alistaba mis bolsos pero no podía elegir que vestir. Y pensé en pedirle ayuda a un experto.
Piero es un amigo de barrio de la infancia, nos conocemos hace mucho tiempo, es dos años mayor que yo y mi hermano. El estudia diseño de vestuario, y no, no es gay.
Toqué a su puerta, y como de costumbre, nunca atiende pensando que son vendedores. Tuve que ir a su jardín y golpearle la ventana.
-          ¡Piero debes de saber que no soy una vendedora!
-          Buena socia.
-          ¿Cómo vas?
-          Suave, estoy trabajando en unos diseños de chaquetas estilo militar, pero no se me han ocurrido más que dos diseños.
-          ¿No has pensando en ver fotos de militares?
-          Bueno, lo haré después.
-          Necesito que me ayudes, hoy tengo una presentación, y es un solo, y quiero verme especial.
-          ¿Sigues teniendo el collar de saxofón que te regale?
-          Claro que sí.
-          Ponte un vestido negro y el collar.
-          ¿Y en los pies?
-          Lo que saques de tu ropero primero.
-          Jajá, muy bien.
-          Recuerda en pasarlo suave Amy.
Al volver a mi pieza, solo me quedaba una hora para estar lista antes de que Coke me viniera a buscar. El reloj me apremiaba y mientras me peinaba entra Yoel y Lou.
-          ¡Qué bien te ves Amanda!
-          Gracias Yoel, pero mi cabello no tiene control.
-          Déjalo en paz. ¿Sabías que iremos a verte?
-          ¿No?
-          Pues sí, estaremos apoyándote.
-          No sé si quiera tanto apoyo.
-          Cálmate, lograrás triunfar, además no es como si fueras a un gran espectáculo.
Mientras Yoel y Lou me seguían dando palabras de ánimo, algo comencé a sentir. ¿Mariposas en el estómago? Pero no eran los nervios, si no que, esa sensación que a uno le da cuando la persona que a uno le gusta te a va ver. ¡Malditos sentimientos!
-          Amy, Sebastián ya llegó.
-          Adiós mamá deséame suerte, te amo.-
-          ¿Estás lista para brillar?-
-          Qué gracioso, la profesora de filosofía dijo que me diste esta oportunidad para brillar.
-          Pues, muy sabia es.
-          Gracias por el chocolate, ahora sé que puedo y no tengo ninguna gota de nerviosismo.
Estábamos atrás del escenario, veía mientras era la hora de presentarse, la gente que iba llegando. Pero solo me fijaba más en una mesa, en la de Lou, y Yoel por supuesto.
La Nata estaba en la mesa de al lado, mirando con una mirada desafiante a Lou, era oficial, Natalie odiaba a Lou, solo por quitárselo. Al mismo tiempo, ella giraba un poco la cabeza para ver a Yoel, y se notaba el cambio en su mirada, iba de odio a decepción. Y lo peor, es que yo sigo enamorada como enferma de Lou, y no podía hacer nada…solo suspirar cada vez que lo veía, como ahora, que estúpido.
-          ¡Damas y caballeros, den la bienvenida a una pareja de músicos que ya deben de conocer muy bien, Amanda y Sebastián, con su saxo y bajo!
Había más público que del habitual, era una locura, un caos, pero no puedo dar marcha atrás, practiqué mucho para hoy, y no fue en vano.
-          Muy buenas noches, en la velada de hoy, mi compañera y amiga Amanda interpretará un solo de David Sanborn, espero lo disfruten.
Mi corazón latía muy fuerte, pero algo en mis manos bloqueó mi inseguridad, y parecían bailarinas o chocolates danzarines, no sé que habrá pasado, pero mis manos tenían vida propia. Al comenzar solo vi el rostro de Lou, muy pendiente de todo, mis movimientos, respiración, hasta podía sentir que podía ver si estaba nerviosa o tranquila. Pero estaba tranquila, confiaba en lo que había hecho.
Las expresiones del público cambiaron instantáneamente cuando iba en el sexto compás, se veían totalmente tranquilos, como que yo y mi saxo desprendíamos un aura de paz, y eso fue lo que más me gustó de esa noche.
Cuando terminé la canción me quedé mirando a Lou, con una sonrisa, mientras el público conciliaba nuevamente la realidad y se dignaba a aplaudir. Coke subió al escenario y me abrazó transmitiendo un ¡lo lograste! Fue encantador, pero yo seguía pendiente de Lou, porque fue el único que se paró primero a aplaudirme.
-          Excelente Amy, te dije que podías brillar.
-          Sigo en las nubes Coke, esto es fabuloso.
-          Estás en las nubes, quédate ahí, porque hoy fuiste la estrella.
-          Mañana tendré que volver a la realidad.
-          Sí, aunque puedes disfrutar tú triunfo el fin de semana.
-           Claro.
-          Ah y por cierto…lindo collar, muy conveniente para la ocasión.
-          Gracias.
Estaba tan cansada que pasé la mayoría de la “velada” sentada en el inodoro del baño. Además estoy segura de que el chocolate que me pasó Sebastián estaba caducado. Porque tuve indigestión.
Por fin me atreví a salir a la intemperie, pero necesitaba algo para el dolor de estómago…
-          Amy.-Natalie salió de la nada
-          ¡Natalie!
-          Te felicito por tu solo, te juro que estuviste fantástica. Ah y por cierto, no vas a creer lo que descubrí.
-          ¿Acaso te diste cuenta que el chocolate estaba vencido y me trajiste un remedio?
-          Exacto.
-          ¡Te adoro maldita sabelotodo!
-          Amanda necesito hablar algo muy importante contigo y debe de ser ahora.
-          Pero Nata, ahora estoy muy cansada y me duele mucho el estómago, compréndeme.
-          ¿Puede ser mañana?
-          Si quieres vienes a almorzar.
-          Perfecto.
Era día sábado y Natalie venía a almorzar a mi casa, pero que será lo que quiere decirme con tanta urgencia.
Y lo mejor de todo, era que Yoel había salido con Lou, y así sería más cómodo hablar con ella, sin tener a alguien en su cabeza.
Almorzamos las dos con mis padres hablando sobre la noche de jazz. Mi mamá me pidió que lavara los platos, por desgracia, y tuve que reservarme mis preguntas hasta estar solas.
-          Amanda, yo y tu papá saldremos a la feria del libro, ¿tienes algún encargo?
-          No má, si se me ocurre algo, te llamaré.
-          Ok, cuida la casa y acuérdate de entrar a la Molly.- Molly es mi amada perrita desde hace siete años
Después de secar la vajilla, fuimos al jardín y nos recostamos en la sombra.
-          Pues, ya puedes, escúpelo Natalie.
-          ¿Te gusta Lou cierto?
Me paré como si hubiera pasado un avión sobre mi cabeza, sorprendida por un barril de agua congelada para despertar de un largo sueño. He sido descubierta de una pila de suaves almohadas de seda y un hermoso reloj de arena, donde acaba de caer el último granito oculto, atrapado por un camino lleno de grietas, donde cada segundo de paz es aprovechado.
-          ¿Cómo puedes decir esas cosas?
-          De la misma forma en que te conté de que me gustaba tu hermano, y de la misma forma en que tú me confesaste de que es gay, tú me dirás si es verdad lo que pienso.
-          Natalie, no quiero comenzar una discusión.
-          ¿Cuál discusión, solo tienes que decir que sí?
-          ¿Cómo te diste cuenta?
-          ¡Lo sabía!
-          ¡Dime de una vez como lo supiste!
-          Lo mirabas ayer en tu presentación de la misma forma en que yo miro a tu hermano.
-          ¿Soy muy evidente?
-          No, pero a mí no me engañas.
-          Era de esperarse de mi mejor amiga.
-          Pues, yo sigo enamorada de Yoel, y digamos que tú también estás loca, pero por su pololo Lou, ¿cierto?
-          Eh…sí.
-          ¡Qué conveniente!
-          Disculpa pero aún no comprendo.
-          ¡Amanda abre los ojos, imagina más!
-          ¿A qué quieres llegar?
-          Amanda, se me ha ocurrido una idea peligrosa pero excitante a la vez.
-          Viniendo de ti, me asusta esa idea.
-          Tranquila, esta idea, es especial, porque calza perfecto contigo.
-          ¿Qué clase de idea puede calzar con mi personalidad Natalie?
-          Me refiero a que lo sabrás hacer bien, y podrás controlarlo.
-          Escucha, sea lo que sea, es una mala idea.
-          Amanda, disfrázate de hombre.
-          Tus ideas siempre desencadenan en algo que tiene que ver con lo paranormal… ¡¿Qué?!
-          Transfórmate en un nuevo individuo, conviértete en un hombre para enamorar a Lou.
-          ¡Estás completamente chiflada, que clase de mente macabra posees!
-          ¡Mejor mírate al espejo antes de sobrestimarte idiota, sólo escúchame!
-          Natalie, estás a punto de sacarme de mi zen.
-          Calma, antes escucha. Sólo serás hombre en tus ratos libres, enamorarás a Lou y así podré tener alguna oportunidad con Yoel, y todos somos felices.
-          Natalie no sabes lo que dices, como fuese ese plan, no lo tomaré y no seguiré escuchando.
-          Amanda…
-          Si no quieres que te pegue será mejor que te vayas.
-          Disculpa si dije algo inapropiado.
-          Pues todo fue inapropiado, el lunes sabrás si te perdoné, adiós.





ISA SENSEI
         

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