mayo 11, 2011

Eres Imposible Segunda Parte

CAPITULO SIETE

Inseguridad; Resplandores; El gran perdón
Tocaron el timbre los inseguros jóvenes. Tenían miedo de enfrentar a sus mayores autoridades. Que aman y respetan. Fueron un día viernes, sabían que estarían.
Por una parte la hija que habla más con ellos por teléfono que en vivo. Y por otro lado el hijo que se apartó por el daño que causó a su madre y el demonio que floreció de su padre. También tenía miedo de enfrentarlo.
Cara a cara.
Abrió la puerta. Su papá.
Los jóvenes temblaban, más el hijo que ella. Él no quería dar el saludo. Ella atinó y sonrió. Los dejó pasar. En efecto. Él seguía paralizado con ganas de abortar la misión. Ella no iba a permitirlo. Tenían que cumplir su deber como hijos.
La madre abrazó a las dos estatuas vivientes. Los besó y ofreció un refresco. Aceptaron y se sentaron en la sala. Se formularon las típicas preguntas, dirigidas a la hija. Duraron poco, porque Amanda quería ir al grano. Yoel no sabía las cosas que diría, por lo menos, no todo. Lo ignoraba. El padre miraba con aversión, despecho y amargura al hijo. Él volteaba su expresión para evitar ser visto. Sentía vergüenza. Y era obvia la razón de si enojo mutuo. Vino el tema central. El cuarto se sentía más tenso, las bebidas más calientes y la atmósfera más pesada. Ya tenía que suceder. Yoel casi se atora de solo la presión que sentía. La hermana reunió valor y comenzó.
-          Mami, Papi. Sé que es muy extraño que estemos los dos juntos aquí. Supongo que intuían que los dos estábamos peleados o algo por el estilo, pero no creo que sepan el porqué.
-          Exactamente, no sabemos nada de su estúpida rivalidad.-dijo molesto el padre
-          No hables así, pareces una bestia gruñona.-regañó la madre a su esposo
-          Yo les contaré todo, porque Yoel no lo hizo.
-          ¿Cómo es eso Amanda?-preguntó la mamá
Yoel permanecía inmóvil en su asiento viendo fijamente la mesa de centro. Teniendo un mal presentimiento sobre las palabras de Amanda. En su interior pensaba “¿No será tan idiota como para delatarse a sí misma, o si?”.
Y al parecer, ella era la más segura de los idiotas. Porque venía para eso, a echarse al agua, cometer suicidio.
-          Yoel no les contó toda la historia de su ruptura con Lou.
El padre erizó los pelos.
Se había nublado.
-          Primero que todo, yo estaba enamorada de Lou.
Esas palabras hicieron despertar al hermano del eterno trance despectivo que poseía. Fijando su atención a lo que ella estaba diciendo. Lloraba.
-          Amanda detente, no lo hagas.-dijo Yoel débilmente
-          Lo haré y no me detendrás.
-          No Amy.-calló
-          ¿Me estás diciendo que estabas enamorada de un maricón?-estupefacto preguntó el papá
Ella solo prosiguió.
-          Y la Natalie estaba enamorada de Yoel. Entonces tuvo una idea.
-          ¿Idea?-dijo la madre sorprendida
-          Me propuso que me disfrazara de hombre para enamorar al novio de mi hermano, y así ella tendría oportunidad de “encantar” a Yoel. Siempre pensé de que era un plan imposible y estúpido. Pero lo llevé a cabo. Y me convertí en el amante de Lou, Ariel.
Yoel se exaltó.
-          Yoel y Lou pasaban por un tiempo difícil de inestabilidad, ya que él andaba en la onda de buscar una novia para que ustedes no sospecharan de su homosexualidad, pero eso era inútil, porque ya sabían que él era gay. A los pocos días, Yoel terminó con Lou y así la relación de Ariel y Lou se hizo oficial, éramos pololos.
Yoel se dio cuenta de que había omitido el hecho que Lou lo había visto besando a su amiga Natalie.
-          Y casualmente en una salida con Lou, nosotros nos encontramos con Yoel en la calle, y conoció a Ariel. No recuerdo si fue ese mismo día…
-          Fue ese día.-corrigió enfáticamente Yoel a Amanda, dejando claro que recordaba hasta el más mínimo detalle de lo ocurrido.
-          Eh sí, Yoel descubrió que era Ariel, y jodí.
Dio un largo suspiro y pretendió seguir, pero el chico robó el don de la palabra.
-          No les conté porque no quería que supieran, primero tenía que perdonarla.
-          Es que no lo puedo creer hija, ¿Qué mierda estabas pensando?
-          ¡¿Cómo podías estar enamorada de un gay?!
-          Lo estaba papá, ¡y no me arrepiento!
-          Hija, ¿tuvieron sexo?
-          ¿Estás loca? Descubriría que era mujer, y Amanda.
-          ¿Qué pasó con Lou?
Esta vez volvió a contestar Yoel.
-          También lo supo y escapó al igual que yo. Detestamos por mucho tiempo a Amanda. Seguimos juntos y tratamos de revivir esa pasión que nos invadía antes de todo este embrollo. Pero fue inútil. Ahora nos vemos a lo lejos.
-          Hijo, ¿Qué has hecho después de todo esto? Digo, después de que te despidieran de ese trabajo como mesero.-curiosa la madre
-          ¿Y cómo se supone que revivieron esa pasión?-enarcando una ceja dijo el padre
-          Pues…trabajé en un café con shows nocturnos junto a Lou.
-          ¡Qué!-sorprendida estaba la madre
-          Yo…quiero ir a Francia a estudiar, y necesito dinero, entonces, ahí pagaban muy bien la noche.
-          Hijo, ¿Qué te hacían hacer?
-          Shows, bailar, pasearme por las mesas, me manoseaban por todos lados.
-          ¡Hay Dios!
Amanda reincorporándose se levanta del sofá y pone su uña n su labio inferior, y caminaba por la sala. Ahora el que quería enfrentar al ángel negro era el padre, con más de una palabra que dirigirle.
-          Yoel.
-          Dime pá.
El ambiente se armonizó y los resplandores de sol se reflectaron por la ventana llegando a los ojos de Yoel, vidriosos por las lágrimas.
-          Perdón por lo que te dije esa noche, pero la rabia que sentía por lo que le habías hecho a tu madre me superó, además no eras tú, estabas borracho, y yo no te he dado ese ejemplo para que seas un asqueroso alcohólico. No siento vergüenza de ser papá  de un gay, no me importa si te inclinas por las mujeres, o por los hombres, o por los dos, yo siempre te seguiré amando hijo.
Los ojos de Yoel se repletaron de goterones cálidos y cristalinos. Lloraba de alegría.
-          Desde que conocí a Lou, me invadía cada día una felicidad de vivir y seguir sintiendo el amor sincero de alguien, me sentía que todo lo podía lograr y sobre todo amado y lleno. Realmente era muy feliz.
-          Y yo le arruiné todo…-dijo Amanda mirando hacia la ventana de espaldas.
Yoel se levantó de su sofá. Seguía sollozando. Abrazó a su padre como nunca lo había hecho. Lo apretó fuerte.
-          Yo arruiné la vida y la salud de mi hermano…-seguía culpándose y estalló su lamento
El hermano se acercó a ella.
-          Sí, la arruinaste, pero me hiciste darme cuenta que la relación que tenía con Lou era completamente rompible.
-          Yoel…
-          Pero también me hiciste abrir los ojos, y amo a Lou más que nunca. Ahora deja de llorar como una estúpida.
-          ¡Pero si tú también lloras como maricón!
Los dos rieron y se abrazaron quedando pegados como en el vientre de su madre. Lo más hermoso es la reconciliación. Algunos la creen imposible cuando un tema es grave, o implica muertes, y sí son inútiles, hasta las disculpas son vacías. Esta vez, fue una bella de esas, una de hermanos. Pero ella aún mentía, porque seguía enamorada de una propiedad ajena, y tenía que tomar una decisión.
-          Ya me estoy tratando contra el trago, y me encuentro viviendo con el Seba.
-          Vuelve a la casa cuando quieras, y si quieres dinero para irte a Francia, pídenos un poco, no tenemos problemas en darte.
-          Ahora estoy trabajando en una heladería para que sepan.
-          ¿En cuál corazón?
-          En la “Sensaciones”.
-          Ya, te iremos a visitar hijo.
Nos dejaron invitados a almorzar el domingo. Dejamos la casa de nuestros padres. En el camino dejé escapar la noticia.
-          La madre de Lou murió en un accidente.



ISA SENSEI

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