mayo 09, 2011

Eres Imposible Primera Parte

CAPITULO CUATRO

Enferma; Reconocer; La Metamorfosis
Era domingo y estaba postrada en cama enferma, con dieta por un día. Mi mente estaba en blanco, pero la idea de Natalie me seguía persiguiendo.
Muy en el fondo, pensaba que era una idea bastante...posible. Pero era extremadamente riesgosa, o sea, ¿Qué pasa si me descubren? Perdería todo tipo de contacto, me odiarían, mi hermano me desatestaría… ¿Qué pasaría si lo logro, y Lou quiere intimidad? Es obvio que no puedo porque descubriría que soy mujer.
¡No puedo ni pensar en el título de mi ensayo! Me siento totalmente perdida…quiero que me arrojen un balde de agua más congelada que ayer, quiero despertar de esta tortura sin escrúpulos, despertar y sentir amor por alguien que sí pueda amarme…como Sebastián, pero…y si la relación termina mal, ¡yo no quiero terminar mi amistad con el Coke! ¡No quiero dejar de tocar en el bar con él! Sinceramente, el amor es algo demasiado complicado para mi persona, pero no puedo evitar amar a algo o alguien…es necesario, porque es un instrumento de inspiración, sientes que vives para él o ella, o eso. Y es lindo sentirlo.
-          ¡Maldición!-tuve que gritar. Alguien tocó a mi puerta
-          ¿Amy, te sientes bien?-era la voz de Lou, no sabía que estaba aquí, y justo no quería verlo
-          Eh sí perfecto.-me levanté de la cama para abrirle la puerta y parecer sana
-          Me dijeron que estabas enferma.
-          Pues sí, pero me siento muy bien, solo es reposo.
-          ¿Puedo entrar?-Lou parecía con ganas de hablar con alguien que da buenos consejos, o sea yo
-          Hm, pasa.-Lou se sentó en mi cama, y yo en mi silla de escritorio
-           Estuviste increíble anoche.
-          Gracias, pero tú no viniste a decirme eso…estás preocupado por algo, ¿cierto?
-          Yoel me contó que sabes que los dos somos pareja.
-          ¿Y?
-          Bueno, y como nosotros somos muy amigos, quería desquitarme con alguien.
-          ¿Desquitarte? Supongo que no quieres golpearme.
-          No me gustan las peleas, es otra cosa, me preocupa el estado de Yoel, me refiero a, nuestra relación.
-          ¿Qué te hizo?
-          Nada malo, pero últimamente ha estado coqueteando falsamente con chicas para crear más popularidad entre ellas, más de la que ya tiene. Y así conseguirse una novia, o experiencia para no levantar sospechas en sus padres.
-          Ah eso…
-          ¿Te parece poco?
-          Pues no veo en qué deberías de preocuparte.
-          Soy muy celoso, cada vez que veo a ese lote de chicas rodeando a Yoel me da unas ganas de correr y besarlo y dejarles bien en claro que es mío.
-          Jajá.
-          No es gracioso Amanda.
-          Lo siento pero, no deberías de preocuparte, Yoel sigue loco por ti, no hará nada con esas chicas.
-          Lo sé, pero no puedo evitar sentir celos, ¿no podrías convencerlo de que no es necesario hacer eso?
-          Hm…es que ya se lo dije.
Simplemente no podía creerlo, ayer Natalie me da una idea de mega impacto y hoy Lou me cuenta un conflicto de inestabilidad de pareja. Parecía la oportunidad perfecta, pero mi mente sigue pensando en no hacerlo, y mi cabeza manda.
 Almorcé acostada y al terminar decidí continuar mi ensayo, pero seguía dando vueltas la mosca llamada idea mega impacto.
Mientras escuchaba que Yoel y Lou estaban peleando, me paré y me dirigía a su pieza cuando algo me detuvo, vi ante mis ojos una reconciliación, y apasionado beso, pero yo no quería ver nada, entonces salí corriendo de vuelta y tomé mi saxo, y volví a tocar mi solo…sé que mi hermano y Lou me oyeron perfectamente. Y se las dedico.
Y finalmente lo decidí, me invadió el impacto, y yo me convertí en la bomba de tiempo, no aguanté más y no iba a parar hasta que sintiera los labios de Lou besando los míos y si eso implicaba una metamorfosis de trescientos sesenta grados, correría el riesgo, después pensaré que haré con las consecuencias.
Ya formé mi meta, y estoy segura de que traerá consecuencias devastadoras, pero tengo un objetivo y no descansaré hasta conseguirlo.
Pero, no sé si contarle a la Natalie que su idea surtió efecto. La pondré a prueba, a ver si me descubre. Y Sebastián…no le contaré. Será como un juego, descubran al asesino.
Además si consigo mi cometido, puedo desaparecer, y Lou, nunca sabrá lo que pasó con el supuesto…anónimo.
Ahora, lo único que faltaba era la nueva identidad, la decisión ya está tomada, la siguiente etapa será el vestuario, el nombre y una nueva personalidad. Todo lo que necesito es escribir los gustos de Lou y grabarlos en mi cabeza.
En cuanto el vestuario y la apariencia, sé muy bien a quien recurrir. Piero será mi estilista. Todo está fríamente calculado.
Al día siguiente, fue un día normal de escuela, yo estaba mejorada de todo mal y enfermedad, pero ahora me invadía una gran sonrisa de satisfacción, ansiedad, incertidumbre y ganas de conseguir mi objetivo lo más rápido posible.
Pero dicen que la paciencia premia, espero que sea verdad.
Estaba en mi casillero golpeando mi cabeza contra la puerta tratando de dejar de pensar en querer contarles todo a mis amigos, y me doy cuenta mientras dejaba mi frente roja que la Nata estaba atrás mío viendo todo ese show.
-          Aunque me muero de ganas por preguntar el porqué te auto flagelas, diré mi testimonio primero para ver si acierto.
-         
-          ¿Te sientes culpable por no haber reconocido de que mi idea era brillante?
Con impotencia en mis neuronas, tuve que desistir y seguir adelante con el plan.
-          Por primera vez querida, no acertaste.
-          No te creo.
-          Te deje bien claro de que ese plan era imposible.
-          Bueno, haz lo que quieras, igual sé que tengo la razón.
-          No seas creída.
-          Tú no seas mentirosa.
Mientras peleábamos como demonios de Tasmania, Sebastián corrió a detenernos antes de que surgieran los golpes.
-          ¡Por si aún no te das cuenta Natalie, ya te perdone por tus palabras!
-          Gracias pero no quiero compasión de tu parte.
Si alguien piensa que nuestra amistad acabó, está equivocado. Natalie y yo, siempre peleamos, pero eso refuerza mucho más nuestra relación, es como una retroalimentación.
Después de la mini pelea, nos sentamos a tomarnos un café en el patio de la escuela…estábamos calladas porque lo que queríamos decirnos no se podía explicar con palabras. Además si alguna de las dos abriera la boca, seguiríamos discutiendo.
Así que solamente hicimos un contacto visual, yo le sonreí, y ella lo hizo de vuelta.
Me animé a tocar el saxo para calmar el ambiente. Toqué el solo del viernes. Y me di cuenta que la Nata se calmó al instante. El saxo es mágico.
-          Probaré de que mi plan lo tomaste en cuenta.
-          Pues, comencemos el juego.
El desafío había comenzado, y no podía dar pasos atrás ni pasos en falso. Todo lo que iba a hacer de ahora en adelante tenía que ser muy cuidadoso y pensar bien las cosas antes de decirlas.
Solo será un beso, y después desapareceré…
Al llegar a mi casa tiré mi bolso en la cama y me acosté en ella. Como siempre no había nadie en casa, Yoel tenía clases de italiano, mi mamá estaba en el trabajo, y mi papá obviamente también.
Pero siempre está mi perrita Molly esperando. La mejor compañía, alguien que no hable, solo sepa dar cariño.
Fui a buscar un vaso de agua para controlar mi ansiedad. Me senté a pensar como siempre.
¿Cómo sería mi nueva identidad? Tengo que anotar todos los gustos de Lou, para convertirme en su hombre ideal. El hombre que soñó.
Un día me contó lo que le gustaba de Yoel. Me dijo que su osadía lo excitaba, y que esos ojos que tiene lo hipnotizan. Pero que odia que sea tan vanidoso, le gusta más lo sencillo y natural. También me mencionó sobre la argolla que usa en su oreja, decía que le daba un toque sofisticado y elegante. Y que por sobre todas las cosas, cocinaba estupendo y que le enseña muchas palabras en otros idiomas.
Yo también cocino muy bien, sobre todo la comida italiana y repostería, con eso dejo loco a cualquiera. No soy nada vanidosa, y soy bastante atrevida. Creo que tengo que saber ahora los gustos de Lou.
Veamos, el está en una academia de ballet y adora el ballet contemporáneo, anda en bicicleta para todos lados, es vegetariano y ama a los animales.
Solo tendría que aprender cosas de ballet, porque el resto lo tengo cubierto, no soy vegetariana, pero como muy poca carne.
Me pregunto si tendré que ser más femenina…
-          ¿Aló?
-          Socia, ¿qué me tienes para hoy?
-          Necesito urgente tu ayuda.
-          ¿De qué se trata?
-          En tu casa te digo.
En casa de Piero…
-          ¿Quieres algo para comer?
-          Quisiera un café.
-          Ven vamos a hablar en la cocina.
-          Necesito que me ayudes a…digamos que a disfrazarme de hombre.
-          ¿Qué vas a hacer?
-          Es para una obra de teatro.
-          Bueno, ¿Qué tienes pensado?
-          Nada por eso quiero que me ayudes a transformarme en un hombre.
-          Pues habría que buscarte ropa adecuada y maquillarte.
-          ¿Maquillarme?
-          Bueno, igual con pelo un poco más corto y rasgos más toscos parecerías hombre de verdad.
-          ¿Tienes peluca?
-          Creo que si tengo una, debo de buscarla.
-          ¿Tienes alguna argolla para la oreja?
-          ¿Cómo la que usa Yoel?
-          Sí.
-          Tenga un aro, pero argolla no.
-          No importa.
-          ¿Cómo vas a vestirte?
-          Pensaba en unos jeans, zapatillas blancas, una polera negra y una camisa roja encima.
-          Hm espera… ¿necesitas parecer hombre, o ser un auténtico hombre?
-          Piero, quiero transformarme en hombre.
-          Amanda, ¿Qué harás?
-          No te puedo decir, pero ayúdame, por favor.
Fuimos a la pieza de Piero y abrió su guardarropa.
-          Una camisa roja, polera negra y jeans, ¿no?
-          Exacto.
-          Ningún jeans mío te quedará bien.
-          No importa, dame uno que no uses.
-          Toma y vístete.
-          ¿Irás a buscar la peluca?
-          Sí espérame.
Piero se había molestado, y eso me da pena, porque aunque quiera no puedo contarle. Se lo diría a Yoel, y acabaría todo mal.
-          Ya encontré la peluca, es de color castaño claro, ¿importa?
-          Está perfecta.
-          ¿Por qué no puedes decirme la verdadera razón por la cual estás haciendo esto?
-          Porque todo se iría a la mierda.
-          Bueno, espero que estés segura de lo que harás.
-          Muy segura, ya no hay vuelta atrás.
-          Mira tengo este jeans claro, y este oscuro, ¿Cuál quieres?
-          El oscuro.
-          ¿Qué harás con tu busto?
-          ¡No había pensado en eso!
-          Con razón necesitabas mi ayuda, de un experto.
-          No usaré sostén y listo.
-          Igual se notará unas puntas en la polera. Tendrás que vendártelas.
-          ¿Cómo?
-          O también podrías ponerte una faja, porque no tienes tanto busto.
-          Soy plana, dilo.
-          Te traeré una faja de lycra.
Me puse la faja y quedé completamente aplastada, luego la polera negra y así sucesivamente hasta llegar a la fase de la peluca.
-          ¡Esto pica mucho!
-          Tú lo pediste.
-          Es bueno tener el pelo mas menos corto, no se nota mi pelo natural.
-          Debo decir de que pareces hombre a simple vista.
-          Dame el aro que tienes.
-          ¿Qué harás con tus ojos?
-          ¡Tienes razón! No puedo tener los ojos azules.
-          Tengo unos lentes de contacto color miel, ¿te sirven?
-          ¿Por qué tienes todo?
-          Soy diseñador de vestuario, debo de tenerlo todo.
-          Dámelos, los necesito también.
-          No los usé nunca.
-          Ok.
-          ¿Cómo llamarás a tu nueva identidad?
-          Tampoco había pensado en eso.
-          ¿Qué tal Ariel?
-          El nombre me da igual, pero Ariel se ve piola.
-          Eres un hombre llamado Ariel, ¿feliz?
-          Completamente, ¡Gracias Piero!
-          Sea lo que sea que estés planeando, quiero que sepas que no es buena idea.
-          Lo mismo pienso.
Veía ante mis ojos, un nuevo yo, algo que deseaba tanto ser, para lograr algo que quiero lograr.
Pero no paro de pensar de que lo que haré provocará cosas terribles, por eso mismo mi meta será solo un acercamiento del segundo tipo…un beso y nada más. Aunque estoy segura de que voy a querer más que eso.
Me llamo Ariel, tengo el pelo castaño, ojos color miel, uso jeans con una polera negra y camisa roja encima, zapatillas negras.

He renacido, en todo sentido.




ISA SENSEI

No hay comentarios:

Publicar un comentario