mayo 10, 2011

Eres Imposible Primera Parte

CAPITULO ONCE

Termina con esto; Recapacita; Encuentro Inesperado
Pedimos un cono de tres sabores cada uno y nos sentamos en las mesas de afuera.
-          ¿Por qué no fuiste a la escuela?
-          No quería.
-          ¿No querías ver a Lou?
-          ¿Cómo sabes lo de Lou?
-          Me lo contó todo.
-          Maldito.
-          Nada de eso, ¿tú sabes que la Nata comprende que eres gay?
-          ¿Y?
-          ¡¿Y?! ¿Qué clase de respuesta indiferente es esa?
-          Ella está dispuesta a olvidar eso por estar conmigo.
-          ¡Entiende de una vez hermano! ¡No juegues con los sentimientos de nadie!
-          Solo es para que los papás no sospechen, nada más.
-          Natalie está muy enamorada de ti.
-          Como muchas otras.
-          Pero ella es la única que tiene conocimiento de tu homosexualidad.
-          Bueno, da igual, el sábado la llevaré a la casa para decirle a nuestros padres que tengo novia, y después es fácil, sólo termino con ella.
-          Yoel, escúchate, dices cosas tan estúpidas como las que dice la Nata, detente antes de que hieras los sentimientos de alguien que te adora a pesar de todo.
-          Demasiado tarde, no puedo terminar antes de completar el plan.
-          Yoel…-tenía que decirle la verdad ahora
-          Mejor come tu helado que se está derritiendo.
-          Yoel los papás saben que eres gay.
Me quedó mirando.
-          ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!
-          Tranquilízate estamos en la calle.
-          Me importa un carajo.
-          Hermano.
-          ¡Estoy aparentando ser normal por las puras!
-          Oye yo…
-          ¿Por qué mierda no me lo dijiste Amanda? Me hubieras ahorrado ese horrible beso.
-          No quería esconderte nada, pero pensé que era mejor no decirte que lo sabían, porque no importaba mucho.
-          Pues a mí me importa que mis padres sepan lo que soy, ahora déjame solo, necesito calmarme un poco.
-          Nos vemos en la casa, ¿volverás cierto?
-          Tengo que hacerlo.
-          Bueno, después seguimos conversando.
Tenía mi mente en blanco. Sólo tenía la certeza de una sola cosa, de que mi helado estaba exquisito.
A las cinco de la tarde Yoel llegó a casa y seguimos hablando.
-          Estoy muy preocupada.
-          ¿Por Lou?
-          No por ti, nosotros, nuestra relación.
-          Somos hermanos, ¿Qué más quieres?
-          Ser hermanos es más que eso, guardarse secretos, ayudarse mutuamente, jugar. ¡Rayos Yoel, compartimos el mismo vientre!
-          Pues primero hay que empezar a no mentirnos.
-          Yo miento cuando siento que es necesario.
-          Yo igual.
-          Somos parecidos y muy distintos al mismo tiempo.
-          Sí, y nos queremos muchos.
-          No te pongas así de cursi que me da risa.
-          ¡Lo digo enserio! Yo te amo Amy, has estado conmigo desde que nacimos juntos, todo juntos, ¿tú me quieres?
-          ¡Ay Yoel!
Lo tomé y tiré al suelo, le hice cosquillas y nos reíamos por montones.
-          Hace tiempo no te hacía cosquillas.
-          Bueno, ahora nuestro tiempo está enfocado a nuestro futuro.
-          Deberíamos salir juntos más seguido.
-          Sí, deseo revivir los viejos tiempos.
-          ¿Puedo hacer una pregunta indebida?
-          Supongo.
-          ¿Qué pasará con Lou?
-          No lo sé.
-          ¿Quieres algo de beber?
-          Sí, algo que me haga olvida.
-          No hay.
Al día siguiente me enteré que mi hermano conversó con la Nata. Todo lo que yo le dije, parece que lo hizo recapacitar, y a ella también. Porque los dos estuvieron de acuerdo en parar la cosa, aunque más Yoel que la Natalie.
Olvidándome de mis otras cargas y cosas que ya habían salido a flote, me concentré en lo pendiente que tenía.
Le dije a Tiago que me buscara en la mañana, pero aún no aparecía. Fui a su sala y lo vi hablando con un chico de su clase.
-          Hola, ¿recuerdas nuestra conversación pendiente?
-          Claro princesa, no fui a buscarte porque estoy organizando una presentación de Historia.
-          Bueno, no importa.
-          ¿Es tu novia?-preguntó el chico
-          Es mi amiga, se llama Amanda.
-          Si sé cómo se llama, he ido a su consulta.
-          Jajá.- ¿acaba de decir amiga? ¡Guau!
-          Continuamos después.
-          ¿Tocas el piano?
-          Me enseñaron cuando era niño a tocar, pero nunca me interesé mucho en seguir practicando.
-          ¿Hasta qué edad tomaste clases?
-          Hasta los once.
-          Lo tocas muy bien, no sé cómo explicártelo pero, es como si hubieras practicado toda tu vida.
-          ¿No será que estás exagerando?
-          No le doy cumplidos a cualquiera, es enserio.
-          Gracias.
-          ¿Te gustaría ser el pianista renegado de mi banda?
-          No sé si tu amigo marica quiera.
-          Ya para de decirle marica, ¿quieres o no?
-          Tu amigo me odia, pregúntale primero a él.
-          Bueno, oye.
-          Dime  princesa.
-          ¿Por qué estás tan raro conmigo? Digo, sueles ser mucho más acosador y psicópata, pero últimamente, eres muy suave conmigo, no eres intimidante.
-          Digamos que, si quiero atraerte, debo de ser atractivo, ¿no? Y con mi conducta psicópata no creo que logre eso.
-          Ah bueno.
-          Además de eso, tus golpes no son suaves, y no quiero que me golpees otra vez.
-          ¿Por qué te importo tanto Tiago?
-          Es difícil decirlo, puede que sea porque eres la primera persona que me gusta, y que me vuelve loco, y también eres mi amiga.
-          Jajá, que lindo eres.
-          Lástima que por fuera no.
El Coke entra a la sala.
-          ¿Qué onda Amy?
-          ¿Por qué?
-          ¿Qué haces con este tipo?
-          Converso, y te quería informar de que tenemos pianista.
-          ¿Este marica toca el piano?
-          ¿Cómo que marica?
-          Ya tranquilos, ¿Qué tiene de malo Tiago eh?
-          ¡Apuesto a que toca como el hoyo!
-          ¡Marica!
-          Tiago te demostrará a la hora de almuerzo de que tiene un don natural.
-          No importa princesa, no quiero estar en el mismo escenario que este orgulloso.
-          Ves, no quiere.
-          Sí quiere, y te lo demostrará, ¿lo harás?
-          Si me lo pides tú, no puedo negarme.
-          Bueno, espero que este marica valga mi almuerzo.
-          Dejen de llamarse maricas, por favor.
-          Pero si él empezó a decirme así.
-          Pero no lo continúes Coke, nos vemos.
-          Adiós princesa.
A la hora de almuerzo, el Coke fue solo a ver a Tiago tocar. Yo me quedé almorzando con la Nata.
-          Cómete todo Natalie.
-          Sí, ya no pasará eso de nuevo.
-          ¿Estás enojada con mi hermano?
-          No podría, al fin y al cabo, sabía que todo lo que me decías era cierto, pero me cerré y quería que todo lo que me dijeras fuese mentira, pero lamentablemente es verdad.
-          Es un amor imposible.
-          Tendré que rendirme no más.
-          Hay muchos peces en el agua amiga.
-          ¿Cómo está tu hombre interno?
-          Dormido.
-          ¿Seguirás con esto? Después de todo, fue idea mía, y eso significa que es una idea estúpida.
-          Ya no puedo parar.
-          ¿Qué pasa si quiere acostarse contigo?
-          No lo sé, no quiero pensar en eso.
-          Pero tienes que hacerlo.
-          Siento como que esto se irá a la mierda, y quedará la zorra.
-          También siento lo mismo.
-          Pero no puedo negar lo que está pasando, es probable que Lou me pida pololeo.
-          ¿A sí, y qué harás?
-          Aceptaré, ni muerta me pierdo la oportunidad.
-          Ni muerto querrás decir, ten mucho cuidado Amy.
-          Sí.
Llega Sebastián y Tiago a nuestra mesa.
-          Amanda.-me dijo Coke
-          Dime marica.-bromeando
-          Jajá.-se rió Tiago
-          El será nuestro intérprete de piano.
-          ¡Excelente! ¿De qué te habló para convencerte?
-          Cosas de hombres.-dijo Coke
-          Cosas de maricas.-dijo Tiago
-          Eh ya, las prácticas son todos los miércoles después de clases, pero si hay algún examen al otro día, se suspende.
-          Ok.
El celular de Ariel sonó. Me paré de la mesa y fui al pasillo. Levanté la mirada y Lou venía caminando con el celular en la mano. Entré en pánico y salí corriendo, no sé con claridad si me vio, pero como tenía el celular sin sonido, no escuchó nada sospechoso. Corrí hasta el baño, entré a una caseta y me senté en el inodoro. Contesté.
-          Hola Lou.-aún estaba algo agitada, y no podía entonar muy bien la voz
-          ¿Qué onda porqué tan agitado?
-          Es que corrí cuando escuché el celular, pensé que serias tú.
-          Te quiero hacer una invitación.
-          Escucho.
-          Tengo entradas dobles para el ballet teatral.
-          ¿Cuándo es?
-          Mañana a las siete de la tarde.
-          Vamos.
-          ¿Dónde nos juntamos?
-          En la esquina del bar.
-          Bueno.
-          Nos vemos mañana.
¡Por fin una cita! Espero que no suceda nada que la arruine. Ahora sí que sí, tengo que afinar mi disfraz.
Me junté con Piero para ver todas las posibilidades. Estoy ansiosa de que sea mañana.
A la mañana siguiente, estaba preparada para todo. Llegué a la escuela y esta vez, Yoel iba conmigo.
-          ¿Dormiste bien?
-          Muy bien, hace mucho no dormía así.
-          Yoel, ahora que sabes que los papás conocen toda tu verdad, ¿piensas hablar con ellos?
-          Eh…sí creo.
-          Hazlo, yo estoy segura que no se sienten avergonzados.
-          ¿Avergonzados dices?
-          Algunos padres cuando se enteran de que su hijo o hija les gustan, bueno, los del mismo sexo, los rechazan.
-          ¿Algún cliente de tu consulta te ha dicho eso?
-          No, pero he visto casos.
-          ¿Y si me rechazan?
-          Mejor, habla con ellos primero antes de sacar conclusiones.
-          Okey.
Tuve un examen sorpresa a primera hora. Luego gimnasia y finalmente música, mi asignatura favorita. Te dejan tocar el instrumento que quieras. El profesor es muy didáctico y simpático, siempre te ayuda. Lo malo, es que mi saxofón tiene una tecla trabada. Aproveché de practicar la canción que tocaremos en el bar jazz.
A la vuelta, dejé a Yoel en sus clases de francés y me regresé sola a casa. Pero no iba a mi casa exactamente, me pasé directo a casa de Piero. Pero no estaba, tenía clases y no sabía a qué hora llegaba. Entonces entré por cualquier ventana que estuviera abierta. Mi polera se enganchó a un clavo y se rajó entera. Arrastré mi bolso por la alfombra de su casa hasta su habitación. Busqué dónde podría tener toda la ropa. La encontré debajo de su cama, pero no hallaba la peluca por ningún lado. ¡Tantos problemas que ha dado esa peluca! Debería de teñirme el pelo y listo.
Me llevé toda la ropa a mi casa para cambiarme allá. Busqué la peluca, y también la encontré debajo de la cama. Las cosas de la vida.
Me cambié rápidamente, ya pronto se harían las seis treinta y tenía que partir. Dejé todo tirado, y volé.
Al llegar, Lou me estaba esperando apoyado en la pared del edificio de la esquina. Se veía tan sexy.
-          ¿Esperaste mucho?
-          No.-me dio un beso en la boca
-          ¿Y eso?
-          ¿No puedo?
-          Repítelo.-me dio uno más largo
-          ¿Mejor?
-          Se siente tan…
-          Es normal cuando eres primerizo.-lo tomé del brazo y me acurruqué en su hombro.
Nos fuimos al teatro tomados de la mano.
-          ¿Entonces es oficial?-pregunté
-          ¿Qué cosa?
-          Nuestra relación.
-          ¿Tienes alguna duda de aquello?
-          Mm, no.
-          Entonces, deja que fluya.
Al llegar bajarnos del bus, nos encontramos con la peor persona que nos pudimos haber topado…mi hermano, ¿Por qué él? ¡Tenía que ser justo Yoel!
-          Que sorpresa.-dijo Lou
-          Lo mismo digo, veo que tienes un nuevo juguete.
-          ¿Cómo que juguete?
-          Lo usas sólo cuando quieres, pero si él quiere jugar contigo, altiro te corres.
No podía decir nada, pero si esto continuaba así, podía correr sangre.
-          Por lo menos dime su nombre.
-          Se llama Ariel.
-          Un gusto.-me extendió la mano
-          Hola…-nos saludamos con un apretón de manos.
Al apretarme levemente mi mano, me la quedó mirando con expresión de reconocimiento. Entonces la separé de la suya con agitación.
-          Eh, ¿y cuál es tu nombre?
-          Yoel.
-          Bueno, nos tenemos que ir.
-          Adiós un gusto.-me despedí
Eso estuvo cerca, muy cerca.
-          ¿Ese es tu ex?
-          Por desgracia.
-          ¿Aún lo quieres?
Se quedó callado.
-          Sí, con locura.
-          ¿Quieres que te haga olvidarlo?
-          No sé.
-          Tranquilo, el tiempo hará que lo olvides.
-          Eso se parece a lo que me diría mi mejor amiga.
-          ¿Quién es ella?
-          La hermana de Yoel, Amanda es su nombre.
-          Qué lindo nombre.
-          Ella es linda entera.
Me quedé con esa frase pegada toda la función.




ISA SENSEI

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