mayo 10, 2011

Eres Imposible Segunda Parte

CAPITULO CUATRO

Interés; Cicatrices; Ducha
-          ¿Cómo está el desayuno?
-          Delicioso, aunque a la palta le faltó sal.
-          Cállate.
-          Jajá.
-          Lou…
-          ¿Qué pasa?
-          ¿Por qué estás aquí?
-          ¿No quieres que esté aquí?
-          Eso no fue lo que pregunté.
-          No tengo donde quedarme, ya te puse al tanto de mi situación.
-          ¿Por qué viste mi departamento como una posibilidad?
-          Tú sigues siendo mi amiga, a pesar de todo.
-          ¿Y qué pasó con Ariel?
-          No menciones a ese tipo otra vez.
-          Pero si ese tipo soy yo.
-          ¡No digas estupideces!
-          Perdón.
-          Si te molesta que esté aquí, puedes decírmelo.
-          No me molesta, ¿Qué pasó contigo durante el año que no nos vimos?
-          ¿Para qué quieres saber?
-          ¡Ay si no me quieres contar no importa!
Me paré y me fui a mi cuarto. Abrí mi closet para ver con qué vestirme e ir al mercado. Lou me siguió.
-          Amy no te enojes.
-          No me digas Amy.-sollozaba.- ¿Por qué no quieres contarme nada?
-          No es eso.
-          ¿Me sigues odiando a muerte cierto?
-          Sigues diciendo tonterías.
-          ¡No son idioteces Lou!-lo arrimé
-          ¿Andas en tus días?
Lo abofeteé.
-          Puedo echarte fácilmente de mi casa si quiero, si sigues tratándome así, más fácil será dejarte ir de nuevo. Pero no lo haré.
Tocaron la puerta.
-          ¿Necesitas más sal?-era Waldo, mi vecino
-          Sí, se me acabó.
-          Ah Lou, éste es el vecino que siempre me pide sal, Waldo.
Waldo veía a Lou de una forma extraña, como de interesado. ¿Será gay? Jajá, no lo creo.
-          Te daré toda la bolsa.
-          Gracias de nuevo, nos vemos.
Cerré la puerta.
-          Te miraba con ganas ese Waldo.
-          ¿Es gay?
-          No lo sé.
-          Pues creo que tiene algo de gay.
-          Bueno, entre homosexuales se entienden, podrías conocerlo.
-          No me interesa.
-          ¿Aún amas a mi hermano?
Se quedó callado y mirando al suelo, hasta que sus labios dejaron salir un débil
-          Sí.
-          ¿Se siguen viendo?
-          Sí, pero tratamos de que no sea seguido, los dos aún estamos dolidos.
-          Pero si todo fue mi culpa, no comprendo porque tienen que sentirse ustedes mal.
-          Los dos nos fuimos infieles.
-          Eso fue cuando ya habían terminado.
-          Mejor cambiemos de tema.
Me tomó de las manos y le miré las muñecas. Estaban con tajos cicatrizados.
-          ¿Qué significan estas cicatrices?
Escondió sus manos entre sus ropas.
-          Me rasmillé.
-          No es cierto, ¿Por qué te estás cortando Lou?
-          No es asunto tuyo.
-          ¡Ves que no quieres contarme absolutamente nada de ti!
Me paré y me fui a duchar.
Estaba desconcertada. Sentía que Lou me odiaba, no podía decirle que aún lo amo, sería algo fatal para él. Es mejor dejarlo aún como un secreto. Pero aún así, no podía evitar llorar, tenía que desahogar mi pena con algo, y a veces las duchas me ayudan a olvidar mis tensiones. Me sirve para pensar en todo, relajadamente sin que nadie me moleste.
El dinero que gané del ensayo se me estaba acabando, tendré que conseguir un trabajo. Bueno, podría aprovechar de pedirle a Piero unos morlacos por mi trabajo de modelo web. Mis padres me pagan la facultad, y eso es harto. El resto me lo tengo que pagar yo, pero obvio que saben que tengo, si no tuviera, me mandarían dinero todos los meses. También tendré que pedirles un poquito de ayuda.
La ducha estaba a temperatura ideal, me animé a lavarme el cabello y se sentía excelente. Las lágrimas aún caían, pero las gotas de agua las borraban de mi rostro.
No sé porque no puede gustarme otra persona que no sea tan conflictiva como Lou, se aprecia a simple vista que ha cambiado, pero sigue teniendo lo inocente en él. Su físico sigue igual, excepto su cabello. Mis sentimientos no cambian, ¡maldición! Me da una rabia impresionante. Qué ganas de que fueras heterosexual.
Desde que me convertí en Ariel, hasta hoy, he sentido una necesidad que nunca la había tenido. Esa necesidad de pasión o aventuras, cosas que me llenaran el vacío que tengo en el corazón, ese vacío de amor. Sigo sin tener un novio aún. Creo que jamás tendré, porque ningún hombre es como Lou. Ninguno es así de bueno.
Y soy incapaz de pensar en el Sebastián como una posibilidad, después de todo lo que pasamos en la escuela, y todo lo que le dije, no creo que quiera aún algo conmigo. En su facultad es muy factible de que haya encontrado a alguna indicada, o que esté loca por él. Y lo mismo espero de la Natalie. Después de aquello, nunca me volvió a decir algo sobre su amor hacia Yoel.
Abrieron la puerta del baño.
-          ¿Lou?
No me contestaba.
-          Am, ¿Lou?
La cortina del baño se corrió y Lou se metió a la tina, conmigo dentro.
-          ¡Qué onda!-estaba desnudo, primera vez que lo veo desnudo, ¡ah que cosas!
-          Tranquila, solo quiero bañarme contigo.
-          Realmente no te entiendo.
-          No tienes que entenderme.
-          ¡Estás desnudo Lou!
-          ¿Crees que voy a entrar a la tina con ropa? Ni que fuere idiota.
-          Es que no es eso…
-          ¿Te gusta mi miembro?
-          ¡Lou!
-          Pero sigues mirándolo, no me importa.
-          ¡¡Pero Lou!!
Estaba ruborizada en supremacía. Decidí apagar la ducha y salir.
-          ¿Por qué te vas?
-          Me parece muy estúpida esa pregunta.
-          Tienes lindo cuerpo.
-          ¡Lou ya detente! Me haces confundirme mucho.
-          ¿Confundirte?
-          Aún me gustas.
-          Ah, eso, ya lo sabía.
-          No lo sabías, solo lo suponías.
-          Es igual.
-          ¡Ag! Vístete, iré al mercado.
Fui a mi habitación, me vestí, y vi mi celular. Tenía una llamada perdida de un número desconocido. El número me llamó de nuevo cuando pensaba hacerlo. No tenía muchas ganas de contestar, pero igual quería saber quién era, tal vez era el Coke con un nuevo celular.
-          ¿Aló?-contesté
-          Hola Amanda.-esa voz…no podía ser.
-          Eh…sí.
-          Soy Yoel.
¡¡¡Qué!!!



ISA SENSEI

No hay comentarios:

Publicar un comentario