mayo 11, 2011

Eres Imposible Segunda Parte

CAPITULO NUEVE

Desanimo; Teo; Paris
Fue una mañana atareada en la facultad. Estaba muy deprimida e ida. Seguía pensando. Pero ahora era sobre mí. Ahora que me doy cuenta, siempre estoy pensando más en otros que en mí. Y creo que eso me ha hecho mal. Tengo tantas ganas de tocar el saxofón para pasar las penas. Creo que fue un error dejarlo de lado.
Sin importancia, la jornada se me hizo fugaz. Nada me sorprendió. Escribí buenos apuntes, puse atención, pero no sé, no sentía ese encanto. Estaba muy afectada. Todo por…ese.
Me imagino que debe de estar trabajando. Ahora me complica saber si será correcta juntarnos sí o no. ¿Por qué todo debe de ser tan complicado? ¡Yo sé que se quieren a morir! ¡Yo lo sé! ¿Debería de ir a esa heladería a ver cómo van? ¿Sería lo correcto? ¡Todo es demasiado difícil! ¿O será que me estoy ahogando en un vaso de agua? Nuevamente me estoy preocupando del resto y no de mí.
Caminé largas horas por la calle antes de decidir volver a mi departamento. Sentándome constantemente en las bancas de los parques. Una estaba recién pintada y manché mi pantalón. Un poco. También contemplaba las nubes y los autos pasar. Me compré un helado. En esa heladería no. En otra. Esa está más lejos. Un delicioso helado de chocolate. Algo derretido.
Me senté en el paradero del bus. A ver si me animaba a partir de una buena vez. Atrapándome desprevenida, un chico con ropas atolondradas y con aspecto de asco a la apariencia poco natural, llevaba colgando un saxofón de su cuello. Era alto, ojos verdes oscuro y pelo rizado oscuro. Mis ojos se hipnotizaron en un dos por tres. Seis segundos de hipnosis. No me volteaba a mirar. Entonces, quise hacer lo que jamás me he atrevido a hacer. Soy demasiado tímida. Pero el hecho de que ese tipo haya tenido un saxofón, me cautivó instantáneamente. Debería de sentarme en los paraderos de buses más seguido.
-          Am, hola.-di el primer paso
-          Hola.-me miraba con extrañeza, esa mirada que dice “¿Qué hace esta loca hablándome?”
-          No pude evitar ponerle atención a tu saxofón.
-          ¿Tú sabes tocar el saxo?
-          Sí, adoro este instrumento.
-          Soy Teo.
-          Amanda, mucho gusto.
-          Te invito un helado, ¿te tinca?
-          Muchísimo.
Esto es extraño. Mi desanimo se transformó drásticamente. Me siento muy rara al estar hablando con un chico desconocido, y haberle aceptado un helado. Esto es nuevo para mí. Y me gusta.
-          ¿Y qué hace una chica como tú sola?
-          ¿Acaso no puedo caminar sola?
-          Me doy cuenta de que no estás bien.
-          Lo dices como si me conocieras de toda la vida.
-          Pues no, pero me doy cuenta cuando la gente está bien o mal.
-          Bueno, estoy mal, muy mal.
-          ¿Tiene que ver con los saxofones?
-          No, pero extraño tocar el saxo.
-          ¿Cómo es posible que te resistas a tocar esta hermosura?
-          Tengo mi cabeza en otros lados.
-          ¿Qué estás estudiando?
-          Gastronomía.
-          Interesante.
-          ¿Y tú?
-          Música.
-          Esa carrera es muy bella, pero aquí no es bien vista, morirás de hambre.
-          Me iré a otro país, Europa por ejemplo.
-          Es penoso el hecho de no poder ejercer tu pasión en tu país natal por el hecho de que aquí no es rentable.
-          Lo sé, pero los sueños están hechos para perseguirlos.
-          Sí…yo también quisiera ir a perfeccionar mi arte culinario a otros países.
-          ¿Sabes donde son muy valorados los saxofonistas?
-          No.
-          En Canadá.
-          ¿Te irás a Canadá?
-          Puede ser, un músico no tiene fronteras.
-          ¿Tocas en los buses también?
-          Me gusta ganarme unas monedas extra.
Saboreé muchas cucharadas de mi helado antes de preguntarle una idea loca que se me había ocurrido.
-          ¿Podría comenzar a tocar contigo en los buses?
-          Claro, a veces necesito apoyo de otro saxo.
-          ¿Cuántos años tienes?
-          Veintidós, ¿tú?
-          Veinte.
-          Pequeña.
-          ¡Sólo tengo dos años menos que tú!
-          Tranquila, era broma.
-          Hm, ¿tienes polola?
-          ¡Con que justo al grano! No, no tengo chica.
-          Yo tampoco.
-          ¿Quieres que salgamos?
-          Eh, dices cosas inesperadas Teo, ¿tan apresurado eres?
-          ¿Quieres que vayamos lento?
-          Pero, si ni siquiera me has demostrado interés en mí.
-          Eres chistosa Amanda, ¿tengo que demostrar interés primero? Disculpa.
-          Eh bueno, no realmente, ¿me encuentras linda?
-          Muy bella.
-          Tú también eres bastante atractivo.
¡Pero qué rayos estoy haciendo! Se supone que me gusta otro... ¿me estaré dando otra oportunidad de amar a otros? ¡Qué genial es abrirse de esta forma! Es muy divertido este tipo.
-          Bueno, ¿quieres salir o no?
-          Ya estamos en una cita, ¿no te das cuenta?
-          Para mí, esto es el primer paso.
-          Bueno, salgamos.
-          Teo Trujillo.
-          Amanda Jones.
Volví al departamento con el teléfono de Teo en mi bolso, una sonrisa de nueva experiencia y mucha hambre. Con ganas de practicar en la cocina como al principio de mi carrera como chef.
Saqué mis llaves para abrir la puerta. Iba colocar la llave en el picaporte cuando me abren la puerta por dentro.
Lou me abrió la puerta y me saludo con mucha alegría, me tenía la cena lista. Yo estaba extrañada. Pero solo disfruté.
-          Gracias por la cena, ¿algo que celebrar?
-          Tuve un buen día de trabajo, y volví a la academia.
-          ¡Bromeas! ¡Por fin lo lograste Lou! ¿ves? Las cosas que te propones las puedes lograr.
-          Sí, y hay otra cosa más.
-          ¿Cuál sería?
-          La directora me ofreció irme con la compañía de seleccionados a perfeccionarnos a la academia de Paris.
-          ¡¿Paris?!
-          Mm.
-          Y… ¿qué le respondiste?
-          Me dio una semana para pensarlo, el lunes de la próxima semana a primera hora debo de darle mi respuesta.
Me paré de la silla con la uña de mi dedo pulgar entre los dientes.
-          ¿Qué ocurre Amanda? ¿No deberías de estar feliz por mí?
-          Claro que lo estoy.
-          Entonces, ¿Por qué reaccionas de esa forma?
-          Es que…
-          Es mi sueño irme a Paris.
-          ¿A sí?
-          Así es.
-          No lo sabía…
-          Dime, ¿Qué pasa?
-          Paris está demasiado lejos de esta ciudad.
-          ¿Eso es?
-          Yo no quiero que te vayas.
-          Yo tampoco quiero dejar mi ciudad, pero esta oportunidad no se me volverá a repetir.
-          ¿Y qué piensa Yoel sobre eso?
-          No se lo he dicho.
-          ¿Y no se lo piensas decir?
-          Claro que sí, él desea irse a estudiar a Francia, y bueno, Paris está muy cerca de donde se alojará.
-          Mm.
-          ¿Amanda?
No podía seguir conversando con él. Me fui a mi cuarto y me encerré en él. Me senté en el suelo y me apoyé contra la puerta. Sentí que Lou hizo lo mismo pero del lado contrario. La puerta estaba entre los dos. Pasó un papel por la ranura de la puerta. Decía “¿No quieres que me vaya?”.
No pude responderle y me puse a llorar.



ISA SENSEI

No hay comentarios:

Publicar un comentario